El próximo 22 de septiembre, cuando la edición número 65 de los Emmy brille en Los Ángeles, Internet contará con un protagonismo hasta ahora inédito en la historia de estos premios, los cuales proponen destacar lo mejor de la televisión estadounidense. No hablamos de la transmisión del evento a través de un canal en línea ni del rol de las redes sociales durante el convite. La referencia es para Netflix, el servicio de streaming de películas y series que, de la mano de sus producciones originales, obtuvo 14 nominaciones a los Emmy, siendo la primera ocasión en que series distribuidas por medios digitales competirán con los “canales tradicionales” de distribución.
House of Cards, la serie dirigida por David Fincher y protagonizada por Kevin Space, es la que se lleva la mayor parte de las miradas. Esta gran apuesta de Netflix, una firma que admitió su deseo de “ser el nuevo HBO”, se alza con 9 nominaciones, entre ellas a la mejor serie dramática, mejor actor, mejor actriz y mejor dirección. Para completar las 14 candidaturas entregadas por la Academia de Televisión de Estados Unidos a Netflix, se añaden tres nominaciones para Arrested Development y un par para Hemlock Grove, una propuesta inscripta en el género de terror.
Los responsables de este canal de difusión, también disponible en la Argentina mediante el pago de una suscripción mensual, se mostraron orgullosos y también “abrumados” (Netflix dixit) por la batería de nominaciones y, según ellos, el reconocimiento confirma que “la gran televisión es gran televisión sin importar dónde, cuándo y cómo se disfrute”.
Aunque las series más nominadas son Game of Thrones de HBO y American Horror Story: Asylum de FX, con 16 y 17 nominaciones respectivamente, el gran número de menciones a producciones de Netflix da cuenta de un cambio de paradigma en la industria del entretenimiento, donde la plataforma ha dejado de ser un condicionamiento. Finalmente, no podemos obviar este último ítem: que las series transmitidas por canales digitales no tienen condicionamientos de días y horarios. ¿Ese será, también, parte de su auge? ¿Deberá la televisión tradicional adaptarse definitivamente a esta modalidad?